Así fue la segunda parte del curso ‘Almas, Almos y Ánimas’ realizado con la UNED

Las nuevas tecnologías han permitido la reflexión anual que sobre la muerte y el duelo organizan Funespaña y la UNED de Segovia.

La situación de pandemia en la que nos encontramos desde hace meses impidió el encuentro presencial, en El Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, de profesionales del sector funerario, académicos, profesionales de la enseñanza, la psicología, la comunicación y la filosofía invitados al segundo encuentro científico y social “Almas, almos y ánimas”. Sin embargo, sus reflexiones y experiencias en torno a la muerte pudieron llegar a los numerosos asistentes que, desde distintos puntos geográficos, asistieron a este segundo foro.

Segunda parte del curso «Almas, Almos y Ánimas»

El curso fue presentado por Víctor M. González Sánchez, director del Campus Noroeste de la UNED; Samuel Alonso Llorente, alcalde del Real Sitio de San Ildefonso y Alberto Ortiz Jover, consejero delegado de Funespaña, quienes presentaron los objetivos del curso de extensión universitaria y confirmaron la celebración de la tercera parte en 2021.

Los representantes de la organización y patrocinio platearon en sus intervenciones la importancia de reflexionar sobre este tema sobre todo en unos momentos como los que vivimos este año en los que, como recordó Alberto Ortiz:

“el sector funerario considera que ha sido ejemplar, pero la virulencia e inmediatez ha dejado en términos de debate y reflexión varias cuestiones muy importantes”.

Desde este enlace se pueden ver y escuchar todas las intervenciones

La perspectiva filosófica y el amor a la naturaleza de Joaquín Araujo, filósofo, naturalista y escritor, nos llevó de la mano al bosque, “origen de toda vida”.

Su videoconferencia, desde la privilegiada situación de quien se siente arropado por las ramas de los robles perojos, tuvo lugar desde las Villuercas, la comarca extremeña, a caballo entre el Tajo y el Guadiana, donde vive.

Araujo nos recordó que de todas las especies que pueblan el planeta, la humana es la única “que ni sabe vivir la vida, ni sabe morir”.

Durante toda su intervención, apoyada en empoderar al bosque como “pedagogo gigante”, planteó la necesidad de aprender a vivir con respeto, en el planeta que disfrutamos, de “emboscarnos” para aprender de la naturaleza, de ese bosque en el que cada una de sus formas de vida participan en prolongar, preservar y hacer duradera la propia existencia del bosque”.

Avisos y alarmas para hacernos reflexionar en nuestro papel de herederos de una “herencia hereditaria”, si bien, a estas alturas el planeta que hemos heredado será entregado como herencia en bastante peor situación de la que lo recibimos, ese futuro que se prolongará más allá de nuestra presencia nos reclama un cambio de pensamiento, un “emboscamiento” en busca de la verdad.

Saber morir implica saber vivir y, para aprender cómo hacerlo siendo parte del todo vital que es la tierra, hemos de volver al origen y escuchar: “… busca la luz al aire, busca el aire al agua…. La palabra buscar quiere decir ir al bosque”.

Nuevas tecnologías al servicio del homenaje, la memoria y el duelo

María Gómez Casas y Juan Antonio Orgaz, ambos abogados, abordaron el papel de las Nuevas Tecnologías como herramienta para la abogacía el proceso de la muerte.

María Gómez definió y distinguió los conceptos de testamento y últimas voluntades para después reflexionar sobre el uso de las herramientas tecnológicas a la hora de respetar la voluntad de testar y hacerla posible en situaciones críticas como la que estamos viviendo durante la pandemia de COVID 19 y, sobre todo, en el confinamiento que vivimos durante varios meses en la primera oleada.

María Gómez también se refirió a los testamentos holográficos, los abiertos y los telemáticos, para recrear situaciones reales que han precisado de la aplicación de la tecnología y que han dado lugar a que se esté en trámites de conseguir el testamento notaria telemático sea una realidad.

La intervención de Juan Antonio Orgaz, presidente de la Asociación Española de Privacidad, estuvo centrada, principalmente, en abordar el derecho de toda persona a “conectarse” con los suyos antes de su muerte.

Voluntario de COVID Warriors, explicó la actividad llevada a cabo por este colectivo, organizado durante la pandemia, que ha centrado buena parte de sus actividades en conseguir que los notarios puedan intervenir, apoyados en la tecnología, a la hora del testamento, y en cómo acompañar a las familias que no podían ni reunirse con los seres queridos que iban a fallecer, ni pasar el trance de la despedida junto a los suyos.

Otro argumento de la exposición de Orgaz ha sido el cómo la pandemia ha traspasado al entorno virtual la despedida de la persona fallecida y las consecuencias emocionales y sociales es este traspaso, incluida la “Eternidad Aumentada” que se plantean la Universidad de Toronto y el Instituto Tecnológico de Massachussets.

Cara a cara con la muerte

Los testimonios de Marta Gómez y Eduardo Juárez Valero, periodista y cronista oficial del Real Sitio, respectivamente, pusieron la nota más personal al encuentro.

Marta Gómez, en tratamiento de una enfermedad cerebral degenerativa, narró su proceso físico y emocional, desde los primeros síntomas, coincidentes con el fallecimiento de su madre, hasta el momento presente en el que se le ha abierto una puerta a la esperanza al recibir un diagnóstico de Lyme, enfermedad infecciosa trasmitida por las garrapatas.

Especialmente emotivos el recuerdo ejemplar de la madre que la ha llevado a realizar su testamento y últimas voluntades, y su propia experiencia a la hora de elegir cómo morir, convencida como se muestra del derecho que cada persona tiene a morir como quiera igual que escogemos cómo vivir.

La experiencia compartida por Eduardo Juárez nos ha permitido empatizar con el miedo, la impotencia, a ratos la incredulidad y a ratos la contumaz certeza, vividas por él durante el ingreso y estancia en Unidad de Cuidados Intensivos al contagiarse de COVID.

Sus reflexiones, fruto de las horas de lucidez que vivió en el hospital nos colocan frente a una situación que, como autodefensa, siempre asociamos al otro, a todo aquel que no somos “yo”, en un intento de reivindicarnos inmunes ante el fantasma de la muerte.

De lo recurrente de relegar la muerte o cualquier otro suceso indeseado al “otro” también habló el psicólogo Vicente Prieto, quien nos recordó que la base de una de las pocas certezas que tiene el ser humano “voy a morir”, una verdad que conlleva otra, y es que la muerte nos pilla por sorpresa siempre, aunque la estemos esperando.

Prieto profundizó en el proceso de duelo, el individual y el social, y en lo necesario de asumir y recorrer ese proceso, a nuestra velocidad y a nuestro modo, pero no evitarlo. En primer lugar, porque es tarea inviable y en segundo, porque este vano intento puede llevarnos a situaciones de enfermedad emocional y física, a la depresión y al estrés, que merman nuestra salud y nuestra calidad de vida.

Cultura, arte y muerte

El acercamiento a la pérdida y al duelo desde la literatura, el discurso biográfico y la enseñanza holística al servicio de la educación en el concepto de la muerte como parte el proceso vital, completaron los distintos puntos de vista desde los que, durante los dos días del curso, de abordo este argumento.

El periodista y escritor, Isaías Lafuente Zorrilla, recuperó el origen de los epitafios como género literario entroncado en la cultura clásica para explicar la importancia de los obituarios en el proceso del duelo.

Su repaso se remontó al paso de la oralidad del obituario a su huella escrita en la lápida, para terminar realizando una comparativa ingeniosa y certera entre estas composiciones literarias centradas en el recuerdo y memoria del finado y la comunicación masiva a través de posts y twits, “paradigmas de nuestro tiempo y de nuestra modernidad, sin dejar de recordar a los amantes de todo lo “moderno” que “la idea de sintetizar un pensamiento en una máxima de muy pocas palabras es usado por la filosofía desde siempre” ¿a alguien de ustedes le es familiar esta afirmación “solo sé que no sé nada”?

La actriz y profesora universitaria, Carlota Frisón, recuperó los trabajos de tres de los documentalistas biográficos más representativos de la segunda mitad del siglo XX: Alan Berliner (NY 1956) autor de “Nobody’s business” (1996); Albertina Carri (BA 1973) y su “Los rubios” (2003); y Alain Cavalier (Vendôme, 1931), director de “Irène” (2009). Tres documentales que responden a un mismo punto de partida, recuperar la memoria, y a una misma perspectiva, la biografía.

Frisón contextualiza la explosión del documental biográfico a finales de la década de los 90, y, guiando la lectura de estos tres documentales, desgrana los diferentes usos que sus realizadores dieron a los elementos del lenguaje cinematográfico, ilustrando las características de este subgénero documental con los fragmentos propuestos para visionado. Por cierto, los tres documentales están en abierto en plataformas como Youtube y Vimeo .

De audiovisual, pero empleado con un público infantil y juvenil, trató la intervención de Linda Gosse y Yolanda Cruz, docentes y expertas en lenguaje y comunicación.

Gosse, representante de Fundación Inquietarte en los Países Bajo, y Yolanda Cruz, periodista y directora del festival organizado por dicha fundación, coordinan un proyecto educativo cuyo desarrollo facilitan el Vechtadl College de Hardenberg y e Inquietarte desde hace 6 años.

El proyecto “Cortos y español” potencia la enseñanza holística, apoyada en las emociones, para emplear el audiovisual en la enseñanza, por un lado, de la cultura y el idioma español, por otro, del concepto de muerte como parte del ciclo vital.

Ambas recuperaron y propusieron el visionado de algunos de los cortometrajes con los que han trabajo en institutos y colegios, para compartir las unidades didácticas que con ellos desarrollaron, así como las conclusiones a las que este uso les permitió llegar.

Desde este enlace se pueden ver y escuchar todas las intervenciones

Vía: Revista Adiós Cultural